Estaba
yo de vacaciones en una localidad del sur de España en estas últimas navidades
(2014/2015) cuando, ya al terminar las mismas, fui consciente de que tenía que
volver a mi patria chica del norte, así que prepare las maletas y me dispuse a
recorrer los más de 1.000 kilómetros que tenía que hacer hasta estar de vuelta
otra vez en mi casa, pero me plantee recorrerlos tranquilamente, sin ninguna
prisa.
Así que
cuando salí de mi lugar de residencia durante las vacaciones (un hotel cerca de
una playa, y con una piscina preciosa) pensé en hacer unas cuantas paradas para
descansar y así no forzar mi coche. En la primera, me pareció ver un coche azul
que tenía como conductora a una rubia impresionante (unas tetas preciosas y del
tamaño perfecto -en mi opinión-, unas piernas alucinantes… vamos, un verdadero
bombón). Pero no paró en la estación de servicio tanto como yo y la perdí de
vista…
Total,
que volví a la carretera y no pare otra vez hasta pasados unos 300 kilómetros,
un poco antes de Madrid, y allí estaba otra vez el coche azul. Mire a ver si veía
a su sexy conductora pero no había ni rastro de ella.
Así que
aparque y me dirigí al baño. Cuando salía, me pareció oír un ruido como del
flash de una cámara fotográfica en el baño de señoras, así que como la puerta
estaba entreabierta, mire adentro y allí estaba el bombón rubio del coche. Se
estaba haciendo una serie de fotos en sujetador, lo que hacía que viera sus
preciosas tetas mejor que la primera vez. Estaba más buena que el pan con queso
la rubita y no me pude contener. Mire para todos lados y como no veía a nadie,
abrí la puerta con mucho cuidado y, al descubrir que llevaba una corbata en uno
de mis bolsillos, me acerque a la chica muy despacio y la tape los ojos con ella.
Dio un gritito de sorpresa y empezó a intentar quitársela…
-Tranquila, guapa, que solo voy a intentar
darte lo que te mereces…- dije, con la voz más sensual que pude poner.
Ahí la
chica se tranquilizó y empezó a relajarse, entendiendo que lo vendría para ella
era muy bueno, momento en el que empecé a acariciar sus bellos pechos, primero
uno y luego el otro durante un rato, hasta que note que la chica suspiraba de
placer. Después busque el cierre del sujetador (se abría por delante) y se lo quite,
para seguir acariciando sus pechos (a veces los dos a la vez) hasta que note
que sus pezones se ponían muy duros, momento en que empecé a bajar por su
abdomen hacía abajo muy despacio, acariciando su sedosa piel…
Baje
hasta que llegue al límite de sus pantalones, donde los baje un poco y vi que
llevaba unas braguitas muy sexys, que también baje un poco para poder meter la
mano en su sexo y acariciarlo muy poco a poco, muy poco a poco…
A la
vez, de vez en cuando, metía un par de dedos en su coñito caliente, al que
notaba cada vez más ardiente…
-¡¡Si, sigue, sigue, si…!! – chillaba de
vez en cuando la chica, con una voz que decía que estaba muy caliente…
La
chica, a la vez, acompasaba sus movimientos a los míos y, de repente, decidí
bajarla los pantalones y las braguitas un poco más y penetrarla el bonito
culito que quedo desnudo, mientras ella se apoyaba con una mano en la pared y
otra en la encimera del baño. Noté como subía su calentón y yo me movía para
dentro y para fuera, para dentro y para fuera, poco a poco, poco a poco, muy
poco a poco…
-¡¡Si, follamé, follamé duro…!! – chillaba
la rubia de vez en cuando.
Al cabo
de un rato, note que me iba a correr y pare de penetrarla, para masturbarme
encima de su culito y correrme allí mismo. Después, la subí toda la ropa y la
dije que esperaba verla otra vez. Ella me dijo que esperaba lo mismo, se quitó la
corbata, me la dio (junto con las gracias por el rato que había pasado) y entro
en uno de los servicios. Yo salí del baño y me fui al restaurante de la
estación de servicio. Al cabo de unos 10 minutos, volví a mi coche y salí otra
vez para mi casa, sin ver rastro de la preciosa rubia con la que había intercambiado
palabras (y algo más) hacia un rato.
Pasadas
unas 4 horas y unos 400 kilómetros desde lo anterior, volví a parar en otra estación
de servicio y me pareció ver el coche de la chica de la anterior parada, pero
no estaba seguro, así que fui a comprar unas botellas de agua, las deje en el
coche y fui al baño…
Al cabo
de un rato, cuando ya me iba, de repente noté como alguien me metía la mano en
el bolsillo y me ponía la corbata que llevaba en el en los ojos, dejándome sin
ver nada. Acto seguido, noté como me apoyaban en la encimera y me bajaban los
pantalones y los calzoncillos y empezaba a acariciarme el pene hasta que se me
puso bien duro. Momento en el cual se lo metió en la boca y, con la lengua,
empezó a jugar con el arriba y abajo, arriba y abajo… hasta que todavía me lo
puso más caliente.
De vez
en cuando, paraba de chuparlo para lamerlo entero con la lengua y masturbarlo
varias veces seguidas, para acto seguido volver a chuparlo durante un rato más…
Unos minutos
más tarde, note como se la metía en su sexo y se movía para dentro y para
afuera, para dentro y para afuera durante un largo rato, poniéndome caliente
como si estuviera en el infierno, mientras notaba que ella estaba igual…
Cuando
los dos nos corrimos, porque fue a la vez, la persona que me había puesto la
corbata me la quitó y vi que era la chica rubia a la había follado en la
anterior estación de servicio…
-Como me hiciste disfrutar tú, ahora te
hago disfrutar yo… -dijo ella, mientras se vestía.
-Pues lo has conseguido, preciosa – la conteste
yo.
Ella
sonrió y nos besamos, mientras yo la metía una tarjeta que había escrito cuando
la vi la primera vez con mi teléfono. Después de charlar un rato y compartir
una merienda-cena nos despedimos, no sin antes decirnos que sería muy divertido
repetir algún día…
Al llegar
a mi coche, saque la corbata del bolsillo y descubrí que la chica había hecho
lo mismo que yo, meterme una tarjeta en el bolsillo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario