martes, 18 de junio de 2013

El Viaje

Tenía yo unos días de vacaciones y, después de mucho pensarlo y  pensarlo, al final me decidí por Sevilla. ¿Qué por qué? Por su belleza natural, por sus monumentos, por qué tenía cerca Estepona, donde tengo familia y podría acercarme a visitarla… Vamos, que por un poco de todo...

Llegó el día de emprender el viaje y marche para allí. Poco a poco fui bajando desde Santander hasta allí… una porrada de kilómetros, vamos. Como paraba de vez en cuando, el viaje fue más llevadero. Al llegar, después de unas cuantas horas, me inscribí en el hotel donde me había reservado la habitación la agencia de viajes, baje al restaurante, cené y me fui a la cama, decidido a descansar para al día siguiente comenzar a ver la ciudad tranquilamente y descansado, claro.

Al día siguiente me levante totalmente fresco y empecé a dar vueltas por la ciudad. El barrio de Triana, la plaza mayor (donde me hice una foto en el escudo de mi ciudad), la Torre del Oro, el recinto de la Cartuja (donde se hizo la Expo'92), los Reales Alcazares, el Sánchez Pizjuan, el Benito Villamarín, etc. También me acerque a una residencia de estudiantes donde me quede con el colegio cuando hicimos la excursión de fin de curso hacía muchos años. También me acerque a Carmona, a Córdoba y a Málaga ciudad. Total tres días muy divertidos y bien aprovechados. Pero resulto que al ver las fotos en la cámara digital, encontré que en todas estaba la misma chica… una preciosidad de chica, por cierto. Rubia, con unas piernas preciosas, unas tetas encantadoramente seductoras, unos ojazos oscuros impresionantes. Yo pensé que sería una casualidad y lo deje correr... hasta el día antes de irme para Estepona, el último de mi estancia en Sevilla.

Ese día baje a desayunar y me pareció ver a la chica de las fotos. Termine de desayunar y allí seguía la chica. Decidí acercarme a hablar con ella. Resultó que era una guía turística de la ciudad. Ya lo había visto todo, pero para seguir hablando con ella me apunte en su grupo de aquel día. Toda la mañana estuvimos recorriendo la ciudad y ya por la tarde volvimos al hotel. Se despidió de su grupo y me la invite a tomar algo en el bar del hotel. Cuando terminamos, me despedí de ella y volví a mi habitación para hacer una llamada desde el teléfono de allí. Cuando termine de hablar con la persona con la que tenía que hablar, oí que llamaban a la puerta. Me acerque a abrir y allí estaba la guía turística...

Me quede de piedra y menos mal que estaba la cama cerca, que si no me desnuco (la muerte no hubiera sido tan mala, la verdad, después de ver a la chica en mi puerta). Me apoye en ella y me tumbe, tras decir a la chica que pasara. Ella fue a buscar un paño húmedo y me lo puso en la cabeza. Al rato me recupere y la mire. Esta guapísima haciendo enfermera. Ella vio la mirada y se acercó a la cama, se puso encima de mí y empezó a besarme en los labios, en el cuello, en los carrillos… Me levanto la camisa y siguió besándome en el abdomen, bajando hasta la entrepierna. Entonces me bajo los pantalones cortos y los calzoncillos. Cogió la polla y empezó a masajearla de arriba abajo, de arriba abajo. Primero con una mano y después con las dos. Intercambiada lo vertical con lo redondo...

Siguió así durante un rato, hasta que noto que se ponía muy dura, muy dura. Entonces se puso encima de mí, se quitó la camisa y el sujetador y empezó a saltar encima de mi pene. Las tetas, que ya dije que eran preciosas, botaban delante de mi cara y yo las acariciaba cuando podía, pues la chica se lo pasaba tan bien que no me dejaba subir mucho las manos… De vez en cuando, en vez de saltar, se movía hacia detrás y hacia delante y otras veces hacia los lados, con estos movimientos hacia vueltas en redondo sobre mi polla...

   -¡¡Mmmmmmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmm, desde que te vi esta mañana deseo follarte!! - dijo.

Yo no dije nada, pero la acariciaba los lados del abdomen. Tenía una piel preciosa y muy suave. De vez en cuando, la lamia los pezones, cuando la chica se acercaba a mi cara para que viera sus preciosas tetas más cerca de la misma.

En un momento dado, la dije que se pusiera a cuatro patas y ella lo hizo. Yo me puse dtras de ella y empecé a masajearla el coñito, primero con una mano y después con la otra. Primero se lo hice en la parte de arriba y después en la de abajo, para de vez en cuando meterla un par de dedos, muy despacio, dentro del mismo. La chica gemía muy bajito y se lamía los dedos con gesto de satisfacción. Cada vez gemía más fuerte y los dos nos poníamos cachondos, cachon-dos, si es que eso era posible, porque notaba que estábamos los dos muy calientes…

Al cabo de un rato, la penetre por detrás y ella se amoldo a mis acometidas y movía el culito a la vez que la penetraba cada vez con más fuerza, para después parar y volver a empezar poco a poco, poco a poco, a la vez que  la acariciaba los pezones de las tetas, uno con cada mano, pellizcándolo muy suave y a veces dándole circulitos con dos dedos. La chica dado grititos de placer cada vez más altos, para después agarrarse fuertemente a la colcha...

De vez en cuando, la golpeaba las nalgas con suavidad primero y un poco más fuerte después, mientras no dejaba de penetrarla por detrás con fuerza y suavidad a la vez, mientras la agarraba de la cintura para de vez en cuando dar más fuerza a las acometidas...

Note que se estremecía, con un escalofrío, a la vez que se corría. Aproveche para detener mis acometidas y darla dos o tres golpecitos en la parte de arriba de su respingón culito. Después estiro su mano para masajearme el pene y que me corriera encima de su culito. Hecho eso, me deje caer en la cama, ella se dio la vuelta y se lamio la mano para quitarse los restos de semen de la misma. Se acarició las tetas con las manos y se tumbó a mi lado. Creo que nos dormimos, porque cuando abrimos los ojos ya era de noche. Nos vestimos y la invite a cenar, para después despedirnos y decirla que se quería ir a verme a Estepona que podía hacerlo. La escribí mi dirección allí y de mi casa y ella también me dio la suya. Nos despedimos con un beso en la puerta del hotel, nos dijimos adiós con la mano y yo pensé que algún día la volvería a visitar allí, en Sevilla o que la invitaría a visitarme en Santander…

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