jueves, 24 de enero de 2013

El Garaje Sexy


     Mi familia vive en una urbanización privada, pero el garaje es comunitario para todos los que allí habitan. Por lo tanto nos conocemos todos de dejar aparcado el coche en la respectiva plaza. Pues bien, cuando coincidíamos en el garaje yo no quitaba ojo a una A) chica de pelo castaño muy sexy, de tetas y piernas preciosas/B) chica de sexy pelo rubio en media melena, a veces rizado, a veces liso, de piernas preciosas y tetas muy ricas, pues me parecía que era guapísima y que estaba muy bien, además de parecer muy simpática. Solíamos coincidir bastante a menudo y creo que ella se daba cuenta…

     Un día yo entre con el coche y mientras hacia las maniobras de aparcar, entro otro coche y se fue para la parte contraria a la mía, pero me pareció que era la chica a la que yo no quitaba ojo. Pero bueno, como se fue para el otro lado, pues yo seguí aparcando. Cuando terminé, baje del coche y cuando ya me disponía a cerrar el coche, oí unos pasos que se acercaban en mi dirección. Mire a ver quién era y resulto ser la chica que yo idolatraba con los ojos. Llevaba un pantaloncito a cuadros blancos y negros a media pierna y una camiseta a juego que la hacía estar más guapa que nunca. Cuando llego a mi altura, dijo que si podía dedicarla unos minutos.

  -Pues claro que sí. ¿Qué necesitas? – respondí yo.

  -A ti, vecino. Que siempre noto que tienes los ojos pegados en mí, pero nunca puedo ver si pegas algo más que el ojo, jejejejeje – dijo ella, mientras con una risita pícara se acercaba a mí y me besaba.

     Yo la respondí y como pude abrí la parte trasera del coche y la tumbe en el asiento, mientras la quitaba el pantaloncito que llevaba y la besaba en el abdomen repetidas veces, a la vez que ella se metía la mano en las braguitas para acariciarse el coñito. Al cabo de un rato, la baje las braguitas y con mi lengua empecé a lamerla su coñito. Ella se movía al ritmo de mis lametones y empezaba a gemir muy bajito. Poco a poco, mis lametones iban subiendo de intensidad, para entonces parar un par de segundos y volver a empezar.

     Después de estar un rato así, ella se levantó, se quitó la camiseta y yo empecé a lamerla las tetas, mientras que con la mano seguía con las caricias en la parte baja. Sus pezones se empezaron a poner erectos y yo los lamia con más fuerza al notar eso. Ella me acariciaba la espalda a la vez que todo lo anterior y de vez en cuando bajaba para meter una de sus manos por la parte de atrás de mi pantalón, lo que hacía que cierta parte de mi anatomía se pusiera más dura…

     Viendo la situación, la dije que saliera del coche y que se apoyara en la parte de atrás del coche. Me despojé del pantalón, la abrí de piernas y la penetre por detrás, primero muy despacito y después más rápido, repitiendo la operación varias veces, parando y volviendo a empezar, parando y volviendo a empezar… Ella se ponía cada vez más caliente y se movía al compás de mis acometidas.

  -Te gusta, eh, putilla mía – decía yo, mientras compaginaba las penetraciones con unas caricias en sus tetas.

  -Siiii, mucho. Siiigueeeeeee, sigueeeee. Dame duro, mmmmmmmm - dijo ella, haciendo que mi pene se introdujera más en su coñito.

     Después de un rato, la dije que se cambiara a la parte de delante del coche. Pusimos una manta que había en la parte de atrás sobre el capó y ella se tumbó encima. Tras empezar a lamerla otra vez las tetas, empecé a bajar hacia su coñito poco a poco. Al llegar a él, la metí dos dedos, poco a poco durante un rato. Después la penetre con un rítmico movimiento a la vez la acariciaba por turnos las tetas y el resto de su espléndido cuerpo, mientras ella cada vez más fuerte…

  -Mmmmmmmmmmm, mmmmmmmmmmmmm, que bien me follas. Dale, dale más.

     Un rato después, ella me indico que me pusiera de pie y yo lo hice. Ella se arrodilló y comenzó a lamerme la punta de mi polla y yo note que llegaba al éxtasis por lo bien que lo hacía. Ella siguió hacia abajo, aguantando en el fondo unos diez segundos, para volver a subir y volver a bajar varias veces. Yo la acariciaba las tetas y ella hacía lo mismo con su coñito. Al cabo de unos minutos, agarró mi polla con la mano y empezó a masturbarla hasta que eyacule encima de sus tetas. Ella lamió la punta para limpiarla toda entera  y mientras nos vestíamos hablamos sobre todo un poco. Al cabo de un rato, recordé que tenía en el maletero unos refrescos, así que los saque, le ofrecí uno y nos los bebimos mientras se nos pasaba el calentón. Al final recogí la manta y la acompañe a su piso, donde me dijo que si algún día quería repetir, que la avisara. Yo la dije que de acuerdo, la di un beso de despedida y me fui a mi casa.

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