lunes, 21 de mayo de 2012

El Gimnasio

Estoy suscrito a un gimnasio cerca de mi casa y voy todos los miércoles y los viernes a hacer unos ejercicios para mantenerme en forma. Después de ir todos los días mencionados durante un par de meses, sin que hubiera nadie en un despachito que existe en la parte izquierda de la recepción, al fondo de la misma, de repente un día vi aparecer a una chica muy guapa y que estaba buenísima. Al cruzarse conmigo la salude y ella me devolvió el saludo. Entonces vi en ella una sonrisa preciosa. Cuando se fue hacia la planta de arriba insinuó unas piernas bellísimas y un culito respingón muy bien formado.

Desde entonces, cuando entraba en el edificio (que también es el polideportivo del pueblo) miraba hacia la puerta del despachito a ver si veía a la chica. Unas veces estaba y otras no, porque su trabajo era el de RR.PP. (lo ponía en una placa en la puerta) y esto la llevaba a ir a otros gimnasios, a resolver problemas fuera del edificio, conversar con clientes en su despacho sin salir de él, etc., etc., etc. La verdad es que iba más a gusto desde que descubrí que estaba ella, porque hacia el ejercicio pensado en ella… y en alguna otra cosa con ella, jejeejejeje.

Total, que así fueron pasaron los días, cruzándonos en la entrada y saludándonos, yo intentando disimular una sonrisa picarona cada vez que me cruzaba con ella y ella me dio la impresión de que también pensaba en algo más cada vez que nos cruzábamos en la puerta de entrada, pero bueno, jejejejeje, es un impresión mía…

Total, que llegó un día de finales de mayo/principios de junio (no sabría decirlo exactamente) en el que cuadro que llegue antes de mi hora porque había ido a una reunión muy estresante y complicada (que salió bien, por cierto) y tenía que quemar todas las malas energías (vamos, la mala leche) que me había producido la susodicha. Ese día deje el coche en el aparcamiento, subí las escaleras hacia el gimnasio (porque estaba en la planta de arriba y la pista del polideportivo en la de abajo) y poco a poco me fui acercando a la puerta del gimnasio, cuando ella sale del mismo con una atuendo que la hace estar todavía más guapa, sexy y deseable que hasta entonces. Llevaba unas mallas ajustadas negras como pantalones y unas sudadera azul muy sexy. El conjunto daba una sensación muy buena.

   -Hola – la dije- ¿Hoy has usado los aparatos?

   -Sí, porque tenía que probar un par nuevo y he aprovechado para quemar alguna caloría, jejejeje – respondió ella.

  -Me alegro, me alegro. Así sé que todos están en buen estado… si los ha probado la jefa, jejejejeje –hable yo, señalando con la cabeza hacia el interior de la estancia.

Y así fue como ella se dirigió hacia los vestuarios, situados en la parte de abajo del edificio y yo entre  en el gimnasio para ejercitarme ese día. Pasaron 20/30 minutos (no estoy seguro, porque deje el reloj en el coche) y la estancia empezó a vaciarse hasta que solo quedé yo en ella. De repente, tras otros 5/10 minutos apareció la chica para preguntarme si estaba a gusto con los aparatos, ya que era el único que no había contestado a una encuesta que estaba haciendo.

   -Ah, no sabía que estaba haciendo una encuesta – respondí yo.

   -Ya me imagino, la empecé el lunes y el miércoles no estuve aquí, así que… ¿puedes rellenármela ahora? – preguntó.

Llevaba la misma ropa que cuando la había visto al entrar, pero nueva, no la misma, porque se la había cambiado. Solo era nueva una cazadora gris muy bonita. Me acerco la encuesta y un boli y nos rozamos las manos y creí percibir que se estremecía un poco…

Rellené el documento y se lo devolví. Volví a percibir que se estremecía cuando la devolví el boli. Se la guardo en una carpeta que llevaba y yo, pensando que se iba, volví a mi aparato (que en ese momento era un banco de abdominales). Al llegar al mismo, note un ruido y me volví. Había sido la chica, que al quitarse la cazadora había rozado una lata de refresco de naranja que alguien había dejado allí olvidada. Al verla, me dio un vuelco el corazón y otra cosa empezó a desbocarse. Solo llevaba un sujetador negro que la tapaba sus preciosas tetas (eso también era nuevo, porque la primera vez llevaba una sudadera azul), pero nada más (todo la parte de arriba del cuerpo la llevaba desnuda). Estaba preciosa y muy sexy…

   -Creo que te diste cuenta de que al rozarme la mano me ponía cachonda, ¿no? – pregunto.

   -S… s… s… si – respondí yo. Vi que se iba acercando a mí y que cada vez parecía que estaba más buena.

   -¿Y no vas a hacer nada más? – dijo ella. Y al llegar a mi lado empezó a besarme  el cuello por detrás.

A mi ese beso me puso muy caliente, porque además fue pasando por todo el cuello hasta llegar al lado contrario. Mientras, pasaba su mano derecha por mi entrepierna, poniéndola dura, muy dura.
Me di la vuelta en el aparato y la bese yo también en el cuello varias veces, pasando por sus labios y otra vez su cuello. La chica se fue echando hacia atrás en el aparato y yo fui bajando de su cara hacia sus pechos, quitándola el sujetador horizontal. Empecé a besarla las tetas poco a poco, pasando a los pezones con mi lengua, primero uno y luego otro… así durante un buen rato.


   -¡¡¡¡Si, si, si, ponme cachonda, amor mío!!! – gemía ella de vez en cuando.

Empecé a bajar por su pecho, besándola y lamiéndola mientras bajaba. A la vez, con una de las manos acariciaba muy suavemente primero un pezón y luego el otro para que siguieran duros. Ella también ayudaba con sus manos.

Seguí bajando por su cuerpo hasta llegar al panti ajustado, que levante un poco para meter mi mano izquierda para poder masajear el coñito de la chica, notando que estaba humedísimo. Seguí así un rato, hasta que la chica se levantó, se quitó el panti, dejando a mi vista un culito redondo y perfecto. Me acerque a ella y comencé a besarlo, mientras que con una mano acariciaba su coñito para que se siguiera humedeciendo. Al cabo de un rato, ella se acercó a un nuevo aparato, una cinta de correr parada, se apoyó en su panel de control y me ofreció su coñito por detrás para que la follara. No me hice de rogar, me quite el pantalón del chándal y la metí la polla hasta el fondo de su coñito, para después sacarla y volver a meterla… así varias veces, hasta que ella me dijo que la follara todo seguido, con lo que empecé un movimiento de mete-saca sostenidamente.

Después de unos minutos de la manera anterior, me señalo un aparato con el asiento plano muy largo (el aparato que se usaba para levantar pesas, que estaban a sus pies). Nos acerca-mos a el y ella se tumbó en el, para después penetrarla yo de frente, con un movimiento sincrónico , mientras ella se masajeaba la parte alta de su coñito, para calentarse todavía más. Al cabo de un rato, me dijo que me tumbara yo en el aparato, que ella quería cabalgar en mi polla y así lo hice. Ella se sentó en mi sexo y empezó a subir y bajar, subir y bajar, subir y bajar…

   -¡¡¡¡¡¡Mmmmmmm, que polla más dura que tienes, cielito!!!!! ¡¡¡¡¡Mmmmmmm, que bien!!!!!! –gemía a veces la chica.

Al rato, se bajó, se puso en cuclillas delante de mí y tomo en sus manos mi polla. Empezó a masajearla y a metérsela y sacársela de la boca. De vez en cuando jugaba con su lengua en la punta de mi pene, poniéndome cachondo perdido y la polla durísima. Al cabo de un rato de estar así, hizo que nos levantáramos y empezó a masturbarme la polla para que me corriera en sus tetas, mientras ella con la otra mano se masturbaba el coñito. Nos corrimos a la vez y ella se masajeo las tetas con la mano que estaba usando para el coñito. Después me comió otra vez la polla para dejarla limpia enterita, del todo, sin ningún rastro de semen…

   -¿Te ha gustado, guapo? –pregunto ella, mientras recogía su ropa.

   -Me ha encantado, guapísima –respondí yo.

Se sonrió y termino de recoger su ropa. Me volvió a besar y se fue. Yo me quede un rato sentado sin hacer nada y termine después un par de ejercicios más. Me duche y al salir encima de la mesa de recepción vi un sobre. Iba dirigido a quien me ha hecho disfrutar mucho. Supuse que era para mí de la chica de relaciones públicas que me acababa de follar (o ella a mi, según se mire…) y lo cogí. Dentro había un papel que ponía lo siguiente:

ME LLAMO _____ Y ME HAS HECHO DISFRUTAR MUCHO. GRACIAS POR TODO. MI E-MAIL ES _______________@_____.___ POR SI QUIERES REPETIRLO ALGUN DIA

Me lo guarde en el bolsillo con una sonrisa y pensé en que sí, me encantaría repetirlo, jejejeje.

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