Vivo en una urbanización privada desde hace
unos tres años y tengo que reconocer que es una urbanización preciosa y
perfecta para vivir tranquilo. Hace unos días me decidí a acercarme al otro
extremo (al que nunca había ido, no sé porque. Yo vivo abajo del todo y la
urbanización hace una L hacia el norte). Cuando llegue, vi que estábamos
bastante lejos de la entrada a mi casa, pero que en síntesis era igual a la
parte en la que yo vivo. Pero vi que había un par de puertas distintas a las
demás en una esquina del vestíbulo donde yo vivo y en el que estaba. Las
puertas normales eran de madera y de color naranja muy claro. Estas que vi yo
eran marrones y tenían una placa cada que decía lo siguiente:
“CUARTO DE LA PLANCHA ” “SECADORAS”
Yo me quede a cuadros. ¿Esos servicios en
una urbanización? Bueno, si no lo creía lo tenía delante de las narices. Cuando
ya me iba, vi que salía (del cuarto de la plancha) una chica preciosa y que
estaba muy buena. Llevaba un cesto con la ropa ya lavada y entro en el cuarto
de al lado. Yo me quede quieto un rato, pensando en la belleza que acababa de
pasar, y después seguí caminando para terminar de ver lo que había ido a mirar.
Al cabo de un rato volví a la zona de los
cuartos anteriormente citados y vi que la puerta estaba cerrada (cuando llegue
antes estaba abierta) y me intrigo. Mire por la ventanilla y vi a la chica
buenorra de antes hablando con un hombre (supongo que sería su novio).
De repente, la chica se agacho delante del
hombre y empezó a bajarle los pantalones y le saco la polla, que comenzó a
chupar hasta el fondo poco a poco. El hombre estaba en la gloria. Se ve que
deseaba aquello hace mucho tiempo. La chica jugaba con su lengua en la punta
del pene del hombre para después metérsela hasta el fondo de su boca una y otra
vez, una y otra vez.
Al cabo de un rato, el hombre cogió a la
chica por debajo de los hombros y la levanto. La apoyo en unas cestas con ropa
sucia, la levanto la falda y, apartándola el tanga que llevaba (esta ya venía
con la idea de tirárselo, pensé yo desde la ventana), la empezó a lamer su
coñito, mientras ella se metía las manos por debajo de la camisa y se masajeaba
las tetas.
-Mmmmmm, mmmmmm, mmmmm –decía ella, mientras
bajaba un dedo a su coñito y después se lo llevaba a la boca, chupándoselo
sensualmente.
Al cabo de un rato, el hombre cambió su
lengua por dos dedos y la chica ya empezó a gemir con más fuerza. Yo pensé que
iba a llegar más gente y nos iba a pillar (porque yo me estaba masturbando
viendo como follaban dentro del cuarto, ya que estaba de lo más caliente).
La chica se movía arriba y abajo, al ritmo
que marcaban los dedos del hombre, que al cabo de unos minutos la beso en el
cuello, la dijo algo y ella se puso de espaldas a mí, mientras el metía su
polla en el culito de ella, que grito de placer con una fuerza inusitada.
-Así,
así, follame el culo, salvaje mío, mmmmmmmm.
Él no
se anduvo por las ramas y empezó a moverse hacia adelante y hacia atrás, con un
ritmo alto que hacía que la chica se bamboleara hacia delante, mientras se
metía dos dedos en su coñito para que no se quedara frío.
Después de unos minutos, el la dio la vuelta
y la puso encima de una especie de mesa blanca (al cabo de unos días descubrí
que era una lavadora) y la penetro por delante, poco a poco, mientras ella se
lamia las tetas con su lengua y seguía gimiendo de placer como si estuviera
siendo follada por un animal.
-¡¡Siiii, aaaaasiiiii, dame fuerte!!
El la hizo caso empezó a penetrarla con más
fuerza, moviendo un poco la mesa y haciendo que la chica enrojeciera por el
calentón que llevaba encima. Al cabo de un rato, el la señalo el suelo, se
tumbó y la chica se colocó encima, tomándole la polla e introduciéndosela en su
coñito, gimiendo mientras lo hacía. Empezó a mecerse arriba y abajo, arriba y
abajo. Yo seguía mirando y estaba a punto de correrme cuando ella empezó a
chillar como una loca…
-Aaaaaah, aaaaah, me corro, me corro…
Paro su rítmico movimiento, se sacó la polla
del hombre y la cogió entre sus manos. La masturbo hasta que salió toda la
leche que tenía dentro sobre la parte superior de su coñito. Después cogió un
poco y se lo metió en la boca de una manera tan sensual que el hombre se volvió
a correr, al igual que yo.
La chica se sentó tranquilamente en una
silla cercana, mientras el hombre se levantaba y la besaba en la boca y en el
cuello. Después la lamiaron las tetas y volvió a besarla en la boca. Se sentó a
su lado y charlaron amigablemente mientras se vestían.
Cuando, al cabo de un rato, vi que se
levantaban para irse, me fui yo también hacia la parte de la urbanización donde
vivía, recordando lo que había visto y pensando que tenía que volver otra vez,
a ver qué pasaba. Cuando llegue a mi portal, mire para arriba y vi como la
chica entraba en el portal de al lado del mío y el hombre se iba en un coche
verde hacia la capital de la provincia, cerca del pueblo donde yo vivía. Tome
nota del hecho y me fui a mi casa.
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