lunes, 19 de marzo de 2012

El Despacho de la Presidenta

Trabajó en una de tantas multinacionales que hay en España, en el departamento de archivos, colocando papeles en su sitio y llevándoselos a quien los pida a su despacho (a veces bajan ellos a buscarlos, pero no es lo normal).

Un día estaba yo tranquilamente colocando unas cajas en su sitio, cuando suena el teléfono. Era la secretaria de la jefa suprema, la presidenta de la empresa:

  -Oye, ¿puedes subir el expediente de la compra del mes pasado en Sevilla?

  -Sin problema –dije yo. Además pensé “que voz más sexy tiene esta chica”.

Me puse a buscar lo que me habían pedido y lo encontré al poco tiempo. Entonces me dirigí al ascensor y pensé si conocería a la jefa, ya que solo la había visto de refilón un par de veces. Pero me había dado la impresión de que estaba muy buena, pero sin seguridad.

Total, que llego el ascensor y mientras subía seguía con esos pensamientos. Llegue a la última planta del edificio y salí al vestíbulo de la planta noble. Me pareció que habían cambiado algo, porque yo la recordaba de otra manera, pero como iba a trabajar pues no me estuve a mirar mucho. Llegue al despacho de la presidenta y llamé a la puerta. O lo intenté, porque en ese momento salía una chica rubia vestida con un traje gris muy rápido.

  -Perdón, perdón, no lo había visto –dijo.

  -Tranquila, no pasa nada –conteste yo.

Se fue por el pasillo abajo y yo entre en el despacho. Allí vi a la secretaria sentada tras su escritorio. Dije: “Buenas, traigo lo que han pedido de archivos”. Ella me respondió que gracias, pero la que había salido era la presidenta y que no tardaría en volver. Yo la di las gracias y me senté a esperarla, porque había que explicarla ciertas cosas del expediente.

Mientras esperaba, me fije que la secretaria era muy guapa y estaba muy buena con una camisa blanca ajustada, una faldita negra y unos zapatitos a juego con la falda. Unos minutos después, se levantó y entro en el despacho de la jefa, mostrándome sus preciosas piernas. Cerró la puerta y yo seguí esperando (y calentándome, porque pensaba que podía salir con la chica).

De repente, al cabo de unos cinco minutos aproximadamente, se oyó un fuerte golpe, que parecía venir del despacho. La ver es que no lo pensé mucho y abrí la puerta, donde vi a la secretaria recogiendo un gran libro que se había caído de una estantería (tengo que reconocer que también me fije en su bonito escote y en lo apetecibles que tenía las tetas debajo de la camisa).

  -¿Estas bien? –pregunte.

  -Sí, gracias –respondió ella.

Mire hacia la estantería y pregunte qué había pasado, mientras la ayudaba a volver a subirse a la escalerilla de la que se había bajado para recoger el libro. Ella contesto que le pareció ver un bicho y que entonces se le resbalo el libro de la mano. La di el mencionado volumen y mientras ella lo colocaba vi su precioso culito por debajo de su falda. Llevaba unas braguitas blancas de encaje que ya consiguieron subirme la temperatura hasta el máximo.

Ella termino de colocar el libro (y los adyacentes, pues se habían movido) y bajo de la escalera. Algo debió de intuir, pues dijo:

  -Te veo raro. ¿Qué te pasa?

  -Nada, nada –conteste yo. Pero no se lo creyó, porque se fijó en lo roja que tenía la cara.

  -Tú me has visto las braguitas y te has puesto cachondo, pillín –dijo con una sonrisa picantona.

  -Pues sí, la verdad, para que voy a negarlo. Llevo desde que llegue pensando en que sería un placer follar con usted –la conteste, aliviado por su contestación (bien pensaba que iba a echarme a patadas, por libidinoso).

  -¿Y a qué esperas para empezar, precioso mío? –dijo ella.

Después de la sorpresa inicial, me acerque a ella y la bese, mientras metía la mano por debajo de su camisa para notar como se la iban erizando los pezones. Nuestras bocas se encontraron en un largo beso y yo baje mi cabeza hacia sus pechos, después de desabrochar la camisa y tirarla a un lado (descubrió que no llevaba sujetador). Empecé a lamerla los pezones y a acariciarla las tetas mientras ella empezaba a emitir sonidos de estar cachonda pérdida.

Y hete aquí que en ese momento se abrió la puerta y entro la jefa de los dos. Se quedó parada unos segundos (imagino que por la sorpresa), pero después dio dos pasos y quitándose la chaqueta dijo:

 -Así que por esto no contestaba al teléfono, ¿eh?

 -Así es, jefa. ¿Quiere unirse a nosotros? –respondió la secretaria.

 -Ya tardabas en pedirlo, chica –respondió la jefa.

Yo me quede a cuadros. Había subido a dejar unas carpetas y acababa follando con dos de las chicas más guapas de la empresa. Así que no perdí el tiempo y seguí con lo que estaba haciendo, chupándola las tetas a la secretaria mientras la jefa se desvestía y mostraba un cuerpo espectacular. Cuando termino, se acercó a nosotros y me ayudo a lamer las tetas de su secretaria (primero yo y luego ella y así sucesivamente). Cuando yo no estaba haciendo lo anterior, empezó a bajar por el cuerpo de la secretaria hasta llegar al límite de la faldita. Mientras mi lengua lamia su ombligo, mi mano se metía por debajo de la falda y notaba su coñito húmedomasajeándolo  poco.  Al poco rato, cambiamos los papeles y era la secretaria la que lamia los pezones de su jefa después de quitarla el sujetador y yo usaba mis dos manos para introducirlas debajo de las faldas de ambas, que emitían grititos de placer a cada movimiento de mis manos en sus coñitos.

   -¡¡Siiii, siiii, asiiii, dame más, dame más!! ¡¡Fóllame fuerte con tus dedos!! –decía la secretaria.

Así estuvimos un rato, hasta que desnude a las dos (primero a la secretaria y luego a la jefa) y empecé a penetrar a la secretaria, apoyándola contra la mesa del despacho. La jefe se subió a la misma y su empleada la lamia el coñito mientras mis movimientos rítmicos la iban poniendo más y más caliente. Tras unos minutos en que la secretaria se calentó hasta el extremo, cambiaron los sitios y empecé a follarme a la jefa sentado en un sillón que había en la habitación, mientras la secretaria la comía las tetas, el coñito y se masturbaba por turnos. La jefa subía y bajaba encima de mi polla gimiendo como una perra en celo y la secretaria seguía con su ritual arriba mencionado.

  -¡¡Mas, mas, fóllame más, así, así. Aaaahhhhhh….!!

Tras unos minutos así, la jefa se descabalgo y le dijo a la secretaria que se pusiera a cuatro patas como hacia ella para que yo pudiera penetrarlas por turnos. Empecé por la secretaria y pase a la jefa y así sucesivamente durante un buen rato, hasta que dijeron que parase, que se iban a correr y que querían me yo me corriera con ellas. Así que me volvieron a sentar en el sofá y primero la secretaría y luego la jefa empezaron a comerme la polla hasta que note que ambas se corrieron y yo también me corrí en sus bocas.

Tras vestirnos y descansar un poco, cada uno volvió a sus obligaciones: la secretaria a sus quehaceres, la jefa y yo a mirar el archivo que había pedido. Cuando acabamos de revisar las carpetas, nos cambiamos los teléfonos y cada equis tiempo repetimos lo que acabo de escribir, cada vez en una casa distinta.

7 comentarios:

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  2. mmmmmmmmmmm Es muuuy y muuuuy morboso y excitante!!! Esperando el próximo!! ;)

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  3. Ya estan en preparación 5, guapa. Los ire subiendo poco a poco ;) ;)

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  4. mmmmmmmmmm sigue escribiendo guapo, es lo tuyo... jejeje me ponen a mil tus relatos cielo jejeje muaksssss

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    1. Dalo por hecho, guapa. Te avisare cuando suba más ;) ;)

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